domingo, 3 de julio de 2016

Cuando los nazis se rindieron en Mar del Plata (parte II)

Sin saberlo, Mar del Plata fue parte en la II Guerra Mundial de una manera peculiar. Sospechas, teorías conspirativas y, sobre todo, un evento muy poco conocido de la gran contienda del siglo XX que se desarrolló en nuestras costas marplatenses.
Por Juan Pablo Martínez

Corría agosto de 1945 y el mundo se hallaba revolucionado por la II Guerra Mundial. El 15 de agosto Japón se rindió ante los aliados, terminando así la acción bélica en el océano Pacífico y en el globo entero. Ese mismo día se liberaría Corea de Japón gracias a militares estadounidenses.
Mientras tanto, en Argentina el gobierno se preparaba para la conmemoración del 95° aniversario de la muerte del General Don José de San Martín.
En Mar del Plata habían pasado 38 días del rendimiento inesperado del U-530, submarino nazi
Submarino U-977 apeado en a Base Naval Marplatense
comandado por Otto Wermuth, ante el capitán de corbeta Ramón Sayús, quien estaba a cargo de la guarnición de a Base Naval local. Todavía había revuelo internacional por el hecho, generando sospechas de parte de los Aliados acerca de lo que llevó acerca de lo que cargaban o dejaron de cargar en su camino. Entre las hipótesis que se barajaron estuvieron las de que llevaban en su interior a algún dirigente alemán o al mismo Adolf Hitler, Führer del III Reich y uno de los máximos genocidas del siglo XX, dejándolo supuestamente en alguna playa patagónica. Este planteo fue refutado por expertos marítimos con minuciosas pericias.
Ese mismo 17 de agosto de 1945, para sorpresa de la dotación apostada en la Base Naval marplatense, se identificó un submarino mediante señales de luces. Cuando al oficial de guardia le avisaron que un submarino alemán estaba aguas adentro tratando de rendirse, lo primero que hizo fue comunicarse con el Estado Mayor Naval para pedir instrucciones. Luego de esto, el barreminas Comodoro Py y dos submarinos argentinos salieron al encuentro del U-Boot nazi, a casi tres millas de la costa, y procedieron a abordar la nave. Ya en tierra la tripulación fue internada y sometida a interrogatorio.
A diferencia del U-530, Schäffer conservaba a bordo la bitácora y las cartas de navegación que indicaban los presuntos movimientos del submarino hasta llegar a Mar del Plata. Asimismo, todos los torpedos se encontraban intactos. Al día siguiente, el comandante del U 977 (submarino de guerra Alemán del Tipo VII-C) firmó el acta de rendición del submarino y la tripulación fue trasladada a Buenos Aires para nuevos interrogatorios.
Finalmente, la tripulación seria enviada a los Estados Unidos, luego enviada a Alemania y liberados en menos de un año. Para Heinz Schäffer, comandante del submarino, las cosas no iban a ser tan fáciles: seria interrogado en Estados Unidos y luego enviado a Inglaterra para nuevos interrogatorios por parte de los británicos.

La travesía del submarino
El U 977 fue botado el 2 de marzo de 1943 en los astilleros Blohm & Voss de Hamburgo. Tenía una autonomía de 10.000 km, llegando a una velocidad de 17 nudos en superficie y de 7 nudos en inmersión. Su armamento: 5 tubos lanzatorpedos (4 a proa y 1 en popa) y diez torpedos de 21”. Poseía además cuatro ametralladoras antiaéreas de 37 mm y otras cuatro de 20 mm. Fue equipado con un sistema que detectaba las ondas de radar, snorkel y los últimos sistemas de la época para evitar las naves antisubmarinas enemigas, como la incorporación de una válvula retráctil, que le permitía tomar aire y expulsar los gases de los motores sin delatar su posición.
En diciembre de 1944, la Kriegsmarine (“Marina de guerra” en alemán) había designado como
Insigna de guerra alemana entre 1938 y 1945
su comandante al teniente de navío Heinz Schäffer, un oficial nacido en Berlín que se hizo cargo de la nave mientras esta era modernizada. Hasta el momento de su última travesía, el historial de servicio del sumergible no era nada impresionante: había prestado servicio en las flotillas 5, 21 y 31 y había realizado solo una misión con resultados nulos.
El 13 de abril de 1945 zarpó el U 977 del puerto de Kiel rumbo a Noruega, para comenzar en aguas de ese país con la instrucción de la tripulación y el uso del snorkel. Finalmente el 2 de mayo la nave abandonó el puerto de Kristiansand hacia la misión asignada: permanecer frente a Southampton para atacar naves aliadas, y de ser posible ingresar en el puerto. Pero a poco de partir, una avería irreparable en el periscopio frustro la misión, decidiendo Schäffer continuar con la misión, ya que si regresaban a puerto seguramente serían enviados a combatir en tierra.
El 4 de mayo, al finalizar la guerra, el U 977 se encontraba a la altura de la costa noruega. Ignorando la orden de rendición, el sumergible puso rumbo oeste, hacia el océano Atlántico. Según declaraciones de Schäffer, se sometió a votación cual seria el destino al que se dirigirían. Treinta tripulantes optaron por ir a la Argentina, dos a España y dieciséis, la mayoría de ellos con esposa e hijos, optaron por regresar a Alemania. A quienes decidieron volver a sus hogares los dejaron desembarcar en las cercanías de la noruega localidad de Bergen la noche siguiente, dejando al sumergible sin la mayoría de la tripulación experimentada.

Los 66 días en inmersión
Debido al intenso patrullaje aéreo y naval al que estaba sometido el Atlántico, la mayor parte de la travesía se efectuó en inmersión, teniendo que utilizar el snorkel para recargar los acumuladores. Dos meses después el interior del submarino se volvió inhabitable al cubrirse de moho. Los marinos sufrían el prolongado encierro en un submarino que navegaba constantemente a una profundidad promedio de 80 metros, algo nunca intentado hasta el momento.
Estas condiciones y el reducido espacio del submarino generó en la tripulación alteraciones por cualquier minoridad que llegaron a las agresiones verbales. Pese a su poca experiencia, Schäffer pudo controlar la situación, teniendo que separar a su primer oficial del cargo por cuestionar su autoridad.
Tras de 66 días de navegación y habiendo pasado ya la peligrosa zona en torno a Gibraltar, el U 977 emergió a la superficie, logrando un récord de navegación en inmersión para una nave no preparada para tal logro, y normalizando la situación de la tripulación que volvió a sus tareas señaladas en el reglamento. Al momento de su rendición el submarino se encontraba en óptimas condiciones de mantenimiento y limpieza.

El fin
Finalmente en septiembre de 1945, tanto el U 977 como el U-530 serían llevados a Estados Unidos navegando por sus propios medios. Una vez retirados los equipos más delicados de ambas naves, la Armada estadounidense ordenó que fueran torpedeados y hundidos en el Atlántico. En noviembre de 1946 el U 977 fue torpedeado por el submarino USS Atule. De esta manera terminó la vida de los últimos “lobos grises” de la temida flota submarina de la Kriegsmarine que navegaron libres.

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