Sin saberlo, Mar del
Plata fue parte en la II Guerra Mundial de una manera peculiar.
Sospechas, teorías conspirativas y, sobre todo, un evento muy poco
conocido de la gran contienda del siglo XX que se desarrolló en
nuestras costas marplatenses.
Por Juan Pablo
Martínez
Corría
agosto de 1945 y el mundo se hallaba revolucionado por la II Guerra
Mundial. El 15 de agosto Japón se rindió ante los aliados,
terminando así la acción bélica en el océano Pacífico y en el
globo entero. Ese mismo día se liberaría Corea de Japón gracias a
militares estadounidenses.
Mientras
tanto, en Argentina el gobierno se preparaba para la conmemoración
del 95° aniversario de la muerte del General Don José de San
Martín.
En
Mar del Plata habían pasado 38 días del rendimiento inesperado del
U-530, submarino nazi
Submarino U-977 apeado en a Base Naval Marplatense |
comandado por Otto Wermuth, ante el capitán de
corbeta Ramón Sayús, quien estaba a cargo de la guarnición de a
Base Naval local. Todavía había revuelo internacional por el hecho,
generando sospechas de parte de los Aliados acerca de lo que llevó
acerca de lo que cargaban o dejaron de cargar en su camino. Entre las
hipótesis que se barajaron estuvieron las de que llevaban en su
interior a algún dirigente alemán o al mismo Adolf Hitler, Führer
del III Reich y uno de los máximos genocidas del siglo XX, dejándolo
supuestamente en alguna playa patagónica. Este planteo fue refutado
por expertos marítimos con minuciosas pericias.
Ese
mismo 17 de agosto de 1945, para sorpresa de la dotación apostada en
la Base Naval marplatense, se identificó un submarino mediante
señales de luces. Cuando al oficial de guardia le avisaron que un
submarino alemán estaba aguas adentro tratando de rendirse, lo
primero que hizo fue comunicarse con el Estado Mayor Naval para pedir
instrucciones. Luego de esto, el barreminas Comodoro Py y dos
submarinos argentinos salieron al encuentro del U-Boot nazi, a casi
tres millas de la costa, y procedieron a abordar la nave. Ya en
tierra la tripulación fue internada y sometida a interrogatorio.
A
diferencia del U-530, Schäffer conservaba a bordo la bitácora y las
cartas de navegación que indicaban los presuntos movimientos del
submarino hasta llegar a Mar del Plata. Asimismo, todos los torpedos
se encontraban intactos. Al día siguiente, el comandante del U 977
(submarino de guerra Alemán del Tipo VII-C) firmó el acta de
rendición del submarino y la tripulación fue trasladada a Buenos
Aires para nuevos interrogatorios.
Finalmente,
la tripulación seria enviada a los Estados Unidos, luego enviada a
Alemania y liberados en menos de un año. Para Heinz Schäffer,
comandante del submarino, las cosas no iban a ser tan fáciles: seria
interrogado en Estados Unidos y luego enviado a Inglaterra para
nuevos interrogatorios por parte de los británicos.
La travesía del
submarino
El U 977 fue botado el 2 de marzo de 1943 en los astilleros Blohm &
Voss de Hamburgo. Tenía una autonomía de 10.000 km, llegando a una
velocidad de 17 nudos en superficie y de 7 nudos en inmersión. Su
armamento: 5 tubos lanzatorpedos (4 a proa y 1 en popa) y diez
torpedos de 21”. Poseía además cuatro ametralladoras antiaéreas
de 37 mm y otras cuatro de 20 mm. Fue equipado con un sistema que
detectaba las ondas de radar, snorkel y los últimos sistemas de la
época para evitar las naves antisubmarinas enemigas, como la
incorporación de una válvula retráctil, que le permitía tomar
aire y expulsar los gases de los motores sin delatar su posición.
En diciembre de 1944, la Kriegsmarine (“Marina de guerra” en
alemán) había designado como
Insigna de guerra alemana entre 1938 y 1945 |
su comandante al teniente de navío
Heinz Schäffer, un oficial nacido en Berlín que se hizo cargo de la
nave mientras esta era modernizada. Hasta el momento de su última
travesía, el historial de servicio del sumergible no era nada
impresionante: había prestado servicio en las flotillas 5, 21 y 31 y
había realizado solo una misión con resultados nulos.
El 13 de abril de 1945 zarpó el U 977 del puerto de Kiel rumbo a
Noruega, para comenzar en aguas de ese país con la instrucción de
la tripulación y el uso del snorkel. Finalmente el 2 de mayo la nave
abandonó el puerto de Kristiansand hacia la misión asignada:
permanecer frente a Southampton para atacar naves aliadas, y de ser
posible ingresar en el puerto. Pero a poco de partir, una avería
irreparable en el periscopio frustro la misión, decidiendo Schäffer
continuar con la misión, ya que si regresaban a puerto seguramente
serían enviados a combatir en tierra.
El 4 de mayo, al finalizar la guerra, el U 977 se encontraba a la
altura de la costa noruega. Ignorando la orden de rendición, el
sumergible puso rumbo oeste, hacia el océano Atlántico. Según
declaraciones de Schäffer, se sometió a votación cual seria el
destino al que se dirigirían. Treinta tripulantes optaron por ir a
la Argentina, dos a España y dieciséis, la mayoría de ellos con
esposa e hijos, optaron por regresar a Alemania. A quienes decidieron
volver a sus hogares los dejaron desembarcar en las cercanías de la
noruega localidad de Bergen la noche siguiente, dejando al sumergible
sin la mayoría de la tripulación experimentada.
Debido al intenso patrullaje aéreo y naval al que estaba sometido el
Atlántico, la mayor parte de la travesía se efectuó en inmersión,
teniendo que utilizar el snorkel para recargar los acumuladores. Dos
meses después el interior del submarino se volvió inhabitable al
cubrirse de moho. Los marinos sufrían el prolongado encierro en un
submarino que navegaba constantemente a una profundidad promedio de
80 metros, algo nunca intentado hasta el momento.
Estas condiciones y el reducido espacio del submarino generó en la
tripulación alteraciones por cualquier minoridad que llegaron a las
agresiones verbales. Pese a su poca experiencia, Schäffer pudo
controlar la situación, teniendo que separar a su primer oficial del
cargo por cuestionar su autoridad.
Tras de 66 días de navegación y habiendo pasado ya la peligrosa
zona en torno a Gibraltar, el U 977 emergió a la superficie,
logrando un récord de navegación en inmersión para una nave no
preparada para tal logro, y normalizando la situación de la
tripulación que volvió a sus tareas señaladas en el reglamento. Al
momento de su rendición el submarino se encontraba en óptimas
condiciones de mantenimiento y limpieza.
Finalmente en septiembre de 1945, tanto el U 977 como el U-530 serían
llevados a Estados Unidos navegando por sus propios medios. Una vez
retirados los equipos más delicados de ambas naves, la Armada
estadounidense ordenó que fueran torpedeados y hundidos en el
Atlántico. En noviembre de 1946 el U 977 fue torpedeado por el
submarino USS Atule. De esta manera terminó la vida de los últimos
“lobos grises” de la temida flota submarina de la Kriegsmarine
que navegaron libres.
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