martes, 28 de junio de 2016

Cuando los nazis se rindieron en Mar del Plata (parte I)

Sin saberlo, Mar del Plata fue parte en la II Guerra Mundial de una manera peculiar. Sospechas, teorías conspirativas y, sobre todo, un evento muy poco conocido de la gran contienda del siglo XX que se desarrolló en nuestras costas marplatenses.
Por Juan Pablo Martínez

Era el 10 de julio de 1945 y la mañana era nublada y fría en Mar del Plata. En la Base Naval todo parecía normal, pero las 7 am el personal de vigilancia advirtió unas señales luminosas que se veían a 5 km de la costa. El capitán de corbeta Ramón Sayús, a cargo de la guarnición, fue despertado de urgencia y llevado hasta el puesto de observación. Más tarde, cuando descifró el mensaje que las luces transmitían, no podría creer lo que estaba viendo: su interlocutor se estaba identificando como
el capitán de un submarino de la Alemania Nazi.
Submarino U-530 rindiéndose en Mar del Plata
El oficial germano se identificó como Otto Wermuth. Dijo que quería rendir el submarino ante autoridades argentinas. Tras aclarar los términos de la rendición, Sayús dio su autorización para que el submarino avanzara navegando en superficie y atracara amurado al guardacostas, junto a la escollera del puerto.
Las maniobras fueron vigiladas desde tierra y, una vez concluidas, los marinos argentinos vieron cómo Wermuth, luciendo su uniforme de gala y sus condecoraciones, hacía formar en cubierta a sus marinos y esperaba que llegara a su nave la tripulación que tomaría el control.
A las pocas horas de la llegada del U-Boot alemán, Wermuth y las autoridades argentinas firmaron el acta de rendición. Se izó luego la bandera argentina en el puente del submarino germano. El U-530, submarino nazi de Tipo IX rendido dos meses después de la rendición nazi en la Segunda Guerra Mundial, en su larga travesía estableció un récord de larga distancia para este tipo de naves, además del de navegación con snorkel.
Así concluyó oficialmente la vida bélica del sumergible alemán.

La travesía del submarino
El U-530 fue botado en julio de 1942 en los astilleros “Deutsche Werft” y entró en servicio tres meses más tarde. Era un submarino de la clase IX C/40, su eslora era de 77 metros de largo y su manga de 7 metros, con capacidad de transportar 44 tripulantes. Tenía una autonomía de 11.400 km pudiendo desarrollar una velocidad de superficie de 17 nudos y de 7 nudos bajo el agua. Poseía 6 tubos lanzatorpedos, con 21 torpedos a bordo.
Su primer capitán fue Kurt Lange, un veterano de 40 años. Bajo su mando, el historial de servicio del submarino no fue destacable y el U-530 tenía fama de “submarino con suerte”: había completado un total de 5 patrullas, hundiendo 2 buques y dañando otro.
En enero de 1945, Lange consigue un destino en tierra, haciéndose cargo de la nave el que hasta
Ficha de Otto Wermuth
ese momento fuera su primer oficial, Otto Wermuth, un teniente de navío de 24 años que se desempeñaba como submarinista desde 1941, comandando por un breve periodo el U-853.
El 19 de febrero, el U-530 zarpó desde Kiel hacia la costa este de los Estados Unidos, para operar en las inmediaciones de Nueva York junto a una veintena de U-bootes, observando nítidamente autos, trenes y hasta los zeppelines encargados de la vigilancia aérea de la costa.
La última comunicación del submarino con su base fue el 24 de abril de 1945. Su cercanía con la costa impedía una nueva comunicación, bajo el riesgo de ser detectados. El 12 de mayo la nave se adentró en el mar para poder comunicarse con Kiel y Wermuth se enteró de la finalización de la guerra y de la orden de entregarse. Sin posibilidad de regresar a una Alemania ocupada, el capitán sugirió la posibilidad de entregarse en España o en Argentina, explicándole a su tripulación como era la vida en esos dos países. Finalmente, por mayoría, se decidió emprender el rumbo hacia Argentina. Desde aquí nada se sabe sobre el U-530 hasta su rendición, ya que, antes de llegar a Mar del Plata, la tripulación arrojó al mar la bitácora, las cartas de navegación, los torpedos, el cañón de cubierta y todos los aparatos y sistemas considerados secretos.

Especulaciones
La llegada del U-530 desató una tormenta de sospechas en torno al sumergible y su tripulación. Unos días antes de la rendición del U-Boot, el 4 de julio, una explosión hundió al crucero brasileño Bahía, muriendo de 336 de sus tripulantes, 4 de ellos estadounidenses.
La prensa brasileña se mostró agresiva hacia el U-530, sin vacilar en marcar al sumergible como el responsable de la tragedia del Bahía, recordando que 31 mercantes de Brasil fueron hundidos durante la guerra por naves alemanas. El jefe del Distrito Naval de Río de Janeiro, Almirante Dodswort Martins declaró que el U-530 podría haber estado en el lugar del hundimiento. Declaró que era inadmisible que el Bahía se hubiera hundido por la explosión espontánea de su santabárbara como aseguraban algunas de las hipótesis.
Las primeras preguntas que se hicieron a la tripulación del U-530 eran inevitables: ¿estuvo a bordo del U-boot algún dirigente del III Reich o el mismo Hitler? A las rotundas negativas de los alemanes la respaldaron con el argumento de que el fin de la guerra los había sorprendido en alta mar y que entonces habían decidido rendirse en Argentina para evitar el duro cautiverio que les sería infringido por los vencedores. Las declaraciones de los marinos eran complementadas con minuciosas pericias técnicas hechas a bordo de la nave.
La prensa internacional dedicó amplios comentarios respecto del U-530, deslizando hipótesis
Insigna de guerra de la Alemania Nazi entre 1938 y 1945


sobre altos dirigentes del Reich ocultos en la nave, que fueron desembarcados antes de la rendición en las costas de la provincia de Buenos Aires y otras hipótesis que resultaban verdaderas historias de ciencia ficción.
Un diario soviético sospechó sobre “quién podría haber abastecido a la nave con alimentos y combustible durante los últimos dos meses”. Una semana más tarde de la rendición del submarino nazi, el almirante alemán Eberhard Godt, ex jefe de la base de Kiel y superior del propio Wermuth, añadió más polémica al tema al decir que el U-530 había partido de su base el 3 de marzo, y no el 19 de febrero como habían afirmado los interrogados, con destino a un puerto noruego.
La versión fue corroborada por otro alto oficial, ex comandante de un crucero que se encontraba en el puerto al momento de la zarpada, y se sumaba la opinión del capitán Kurt Lange, quien había comandado el submarino hasta mediados de 1944. Los tres oficiales consideraban improbable la hipótesis de un escape de Hitler en dicho submarino a la lejana Patagonia.
Ninguna de estas hipótesis se pudo comprobar y se tomó por ciertas las declaraciones de los tripulantes, debido a la cantidad de interrogatorios a los que fueron sometidos, tanto por argentinos como por Aliados, y de las numerosas pericias técnicas realizadas al sumergible.

El último adios
Tras la rendición, la tripulación del U-530 fue internada en la Argentina y el submarino sería entregado a los representantes de la Armada norteamericana en Buenos Aires. Terminó sus días como sumergible experimental y seria hundido por un torpedo del sumergible USS Toro (SS-422) en unos ejercicios el 28 de noviembre de 1947, al noreste de Cape Cod.