sábado, 30 de julio de 2016

Arroyo quiere a los marplatenses "felices" como en la última dictadura militar

En el año en el que se cumplen cuatro décadas del golpe de Estado, el macrista intendente de General Pueyrredón, Carlos Fernando Arroyo (ligado en su momento al Movimiento Carapintada), aseguró hoy, en el anuncio de la apertura de un centro de operaciones de la policía, que anhela que los marplatenses "caminen por la calle tranquilos como hace 40 años", año en el que comenzó la más sangrienta dictadura cívico militar de nuestro país. Consideró que en 1976 "se podía caminar tranquilo".

por Juan Pablo Martínez


Carlos Fernando Arroyo, el polémico intendente de Cambiemos en Mar del Plata, volvió a justificar este viernes el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 y el terrorismo de Estado que desencadenó la junta militar encabezada por el ya fallecido genocida Jorge Rafael Videla. Durante una conferencia en el Centro de Operaciones y Monitoreo (COM) en la que anunció un proyecto para “recuperar y poner en valor” al Parque Camet, el jefe comunal de Cambiemos aseguró que su deseo es que vuelva "el vecino feliz de hace 40 años, que podía caminar por la calle con tranquilidad e ir a cualquier lugar". Hace cuatro décadas, en 1976, el país empezaba a transitar la dictadura cívico militar más sangrienta de la historia. "Queremos terminar con el malviviente", aseguró Arroyo en una conferencia de prensa de presentación de la llegada de fuerzas federales a su distrito para combatir la inseguridad. “Le diría a los delincuentes que vayan pensando en irse”, aseguró.
La polémica no tardó en llegar. La propuesta del intendente gira en torno a remitirse a 1976, año en el que comenzó la más sangrienta dictadura cívico militar de nuestro país que desapareció a 30 mil personas. Hace 40 años, la "época de gloria" para Arroyo, el país entraba en su etapa más oscura y violenta en la que con la connivencia de sectores de la sociedad civil, los militares pusieron todo el aparato del Estado a servicio de la represión y desaparición de opositores, trabajadores, artistas y todo aquel que pudiera ser considerado peligroso para el régimen.
En el acto se encontraban el jefe de la Departamental Carlos Testini, el jefe de la Policía Local Fernando Telpuk y el comisario inspector Cejas, del CPC Zona Norte en Parque Camet. Arroyo aprovechó la ocasión para manifestar que “ha habido un cambio fundamental no visto todavía por el grueso de la población que consiste en que los jefes de las fuerzas de seguridad y quien les habla, mantienen conversaciones casi todos los días en distintas oficinas”.
A su vez, el intendente señaló que se le está dando “una base científica a la investigación criminal” y que ahora “no se hace nada más como antes, a la criolla, atándolo con alambre”.
Ahora -siguió- trabajamos con un criterio mucho más organizado, sabiendo que el delito no es el problema, sino todas las cosas que provocan el delito. El delito es la consecuencia final de un montón de problemáticas que hay que analizar, separar, estudiar, combatir y resolver. El resultado final será la eliminación”.
“El delito es la consecuencia final de una cantidad enorme de estructuras previas que no fueron resueltas, empezando por la educación, la falta de vivienda, la falta de trabajo. Pero lo bueno acá, vuelvo a reiterarlo, es el grupo de trabajo que hemos formado. Me ocupé de hablar con las fuerzas federales para lograrlo, con las que tengo una excelente relación”, precisó Arroyo sobre la llegada de los efectivos a Mar del Plata. Agregó que esta ciudad "será uno de los distritos con mayor cantidad de fuerzas".



Hagamos un poco de historia

En varias oportunidades, organizaciones políticas y de derechos humanos cuestionaron al ahora jefe comunal por sus dichos sobre el Golpe de Estado. Durante sus años como concejal del partido de General Pueyrredón, Arroyo evitó participar de las sesiones especial en conmemoración del 24 de marzo, hoy llamado Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia.
Al cumplirse el 40° aniversario del golpe el 24 de marzo pasado y consultado sobre su opinión sobre los juicios que se siguen a los militares y civiles responsables de delito de lesa humanidad, Arroyo defendió la teoría de la obediencia debida diciendo: "El tema de vestir o no el uniforme no tiene nada que ver. Creo que es tan responsable el civil como el militar, tal vez más el civil porque no recibe órdenes directas".
No es la primera vez que el intendente realiza declaraciones polémicas. En 2001, durante el gobierno de Fernando De la Rúa, Arroyo participó de la campaña de su caramada carapintada Gustavo Breide Obeid. Allí amenazó a los dirigentes de la UCR. Durante un acto del Partido Popular de la Reconstrucción, en el que se reclamaba la libertad y reivindicaba la figura de Mohamed Ali Seineldin, responsable del levantamiento contra la democracia, advirtió: "Tiemblen radicales, porque se les acabó la joda".


Arroyo fue también denunciado el año pasado por discriminación ante el INADI por el Centro de Residentes Bolivianos de Mar del Plata "Don Pedro Domingo Murillo". En junio de 2011, cuando el Concejo Deliberante de Mar del Plata le quitó el traje de héroe al capitán Pedro Giachino, el primer caído argentino en la guerra por las Malvinas, por pedido de las Madres de Plaza de Mayo y le puso el uniforme de represor de la dictadura, Arroyo fue el único que votó en contra de la decisión y se retiró del recinto cuando se bajó un cuadro con la imagen de Giachino, cuyo nombre es reivindicado hoy por los neonazis marplatenses.
El actual jefe comunal también fue candidato del represor Luis Abelardo Patti, que hoy cumple condena tras haber sido hallado culpable de delitos de lesa humanidad. Estuvo en contra del matrimonio igualitario, adhirió al movimiento Carapintadas tras los alzamientos de 1987 y 1990, estuvo en contra de declarar "símbolo nacional" a los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo y hasta se lo acusó de tener símbología nazi en su oficina.

Hoy Arroyo integra un frente de gobierno (Cambiemos) y dirige el municipio con dirigentes de la misma Unión Cívica Radical que amenazó y el PRO.

Posdata: La nota fue encontrada en el sitio de Clarín (), pero a las pocas horas fue eliminada. ¿Nos encontramos ante una clara apretada del Estado?


 
Fuentes:

jueves, 21 de julio de 2016

John Frum: un dios moderno en el Pacífico Sur

La isla de Tanna pertenece a Vanuatu, país insular lozalizado en el Océano Pacífico Sur. Tiene un área total de 550 km² y es la isla más poblada de la provincia de Tafea, con 20000 habitantes. Isangel, la capital administrativa de la provincia, se encuentra en la costa occidental, cerca del pueblo más grande: Lénakel. El monte Yasur es el volcán activo más accesible del mundo, y se localiza en la costa sudeste. Su altura máxima es el monte Tukosmera, de 1084 metros.
Ubicación de Vanuatu
Pero esto no es lo más interesante de la isla. Tanna es la base de la secta John Frum, una secta de cargamento, grupo religioso cuya creencia central es que los cargamentos de bienes propiedad de los occidentales les habrían sido enviados por sus antepasados y deberían pertenecerles.

Un poco de historia

La isla Tanna está poblada completamente por melanesios, que siguen un tipo de vida más tradicional que los de muchas otras islas. Algunas de las aldeas se conocen como kastom (del inglés custom, costumbre), donde están prohibidos los inventos modernos. Los hombres usan kotekas (vainas para pene, llamadas nambas en idioma bislama) y camisas de hierba, y los niños no van a la escuela.
Los primeros habitantes de la isla fueron melanesios llegados desde islas cercanas hacia el 400 antes de Cristo. En agosto de 1774, la luz brillante del volcán Yasur atrajo al Capitán Cook, el primer europeo. Dio a la isla el nombre de Tanna, que en idioma kuamera significa Tierra y fundó Port Resolution, una aldea en su punta este.
En el siglo XIX llegaron muchos misioneros presbiterianos y comerciantes, pero los taneses, mantuvieron sus costumbres más arraigadas que otro lugares cercanos y los contactos con occidente fueron muy escasos.
Ese contacto se produce durante la Segunda Guerra Mundial cuando cerca de 1000 personas fueron reclutadas para trabajar en la base militar estadounidense de Éfaté. Esa primera exposición a los estándares de vida del primer mundo generó el desarrollo de secta de cargamento (en inglés cargo cult). Muchas desaparecieron, pero la secta John Frum sigue fuerte en Tanna el día de hoy.
Tanna, la isla del Culto a John Frum
En los años setenta comenzó un movimiento de independencia y el 24 de marzo de 1974 se proclamó la Nación de Tanna. Mientras los británicos fueron más abiertos a estas demandas, los colonos franceses se opusieron. Finalmente las autoridades del Condominio Anglo-Francés los reprimieron el 29 de junio de 1974.
En 1980 hubo otro intento de independencia, que declaró la Nación Tafea el 1 de enero de 1980. Las fuerzas británicas los reprimieron el 26 de mayo de 1980, y el 30 de julio de 1980 los obligaron a formar parte de la nación de Vanuatu, entonces recién independizada del Reino Unido.

¿Qué es un culto cargo y qué es el Culto a John Frum?

Con el nombre de cultos del cargo o cultos del cargamento se designan diversas prácticas y ritos no convencionales que surgieron en varias tribus de Australia y Melanesia (especialmente en Nueva Guinea) a raíz de su contacto con la civilización occidental. En el origen de los cultos cargo se halla la creencia en que las manufacturas occidentales (el cargo, o sea que el cargamento) que llegaba por diversas vías a las islas, procedía en último término de espíritus divinos, y estaban destinadas por ellos al beneficio de los nativos. El control de estos bienes, de acuerdo con la creencia, habría quedado en manos de los blancos, que se habían servido para ello de métodos no legítimos. El cargo es entendido como una recompensa que los ancestros o las divinidades a las que se venera en las islas tienen destinado a quienes participan una serie de cultos. Uno de los rasgos principales de los cultos cargo es la esperanza de que los ancestros vendrán alguna vez a entregar a la comunidad de creyentes bienes de mucho más valor. En algunas islas Tanna los miembros del culto cargo local creen que los estadounidenses son los portadores del cargo.
Cruz a John Frum en Tanna hacia 1967
El culto a John Frum más específicamente es un culto cargo surgido en la década de 1940 en Tanna en el cual se adora a una persona conocida como John Frum, que se supone que abandonó la isla prometiendo que volvería con regalos. No se sabe con certeza si John Frum ha existido realmente. Una leyenda afirma que se trataba de un hombre de poca estatura con el pelo blanco, un tono de voz alto y que usaba un abrigo con botones brillantes. En caso de haber existido, podría haberse tratado de un miembro de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Unas leyendas afirman que los nativos pudieron ver ese nombre escrito en un uniforme; otras creen que algún soldado se presentaría como "John from America (John, de América)" y solo la primera parte de la presentación se recordó.
Los nativos seguidores del culto creen que John Frum volverá un día a la isla cargado de cargamento y provisiones, entre las que se incluirían un motor de 25 CV para el barco del pueblo. Todos los 15 de febrero los seguidores del culto celebran el día de John Frum, siendo ese el día en el que John Frum volverá, aunque los seguidores del culto desconocen el año.

jueves, 14 de julio de 2016

Los 7 grandes jugadores que fueron rechazados en su juventud

Para llegar a ser futbolista de primer nivel, se requiere mucho sacrificio y trabajo. La mayoría de jugadores tuvieron caminos muy difíciles hasta que llegaron a debutar en lo más alto del fútbol mundial.
Repasamos a continuación a 7 grandes jugadores que fueron rechazados cuando eran jóvenes.

domingo, 3 de julio de 2016

Conocé la historia del hombre que nació con la cabeza al revés


Cuando los nazis se rindieron en Mar del Plata (parte II)

Sin saberlo, Mar del Plata fue parte en la II Guerra Mundial de una manera peculiar. Sospechas, teorías conspirativas y, sobre todo, un evento muy poco conocido de la gran contienda del siglo XX que se desarrolló en nuestras costas marplatenses.
Por Juan Pablo Martínez

Corría agosto de 1945 y el mundo se hallaba revolucionado por la II Guerra Mundial. El 15 de agosto Japón se rindió ante los aliados, terminando así la acción bélica en el océano Pacífico y en el globo entero. Ese mismo día se liberaría Corea de Japón gracias a militares estadounidenses.
Mientras tanto, en Argentina el gobierno se preparaba para la conmemoración del 95° aniversario de la muerte del General Don José de San Martín.
En Mar del Plata habían pasado 38 días del rendimiento inesperado del U-530, submarino nazi
Submarino U-977 apeado en a Base Naval Marplatense
comandado por Otto Wermuth, ante el capitán de corbeta Ramón Sayús, quien estaba a cargo de la guarnición de a Base Naval local. Todavía había revuelo internacional por el hecho, generando sospechas de parte de los Aliados acerca de lo que llevó acerca de lo que cargaban o dejaron de cargar en su camino. Entre las hipótesis que se barajaron estuvieron las de que llevaban en su interior a algún dirigente alemán o al mismo Adolf Hitler, Führer del III Reich y uno de los máximos genocidas del siglo XX, dejándolo supuestamente en alguna playa patagónica. Este planteo fue refutado por expertos marítimos con minuciosas pericias.
Ese mismo 17 de agosto de 1945, para sorpresa de la dotación apostada en la Base Naval marplatense, se identificó un submarino mediante señales de luces. Cuando al oficial de guardia le avisaron que un submarino alemán estaba aguas adentro tratando de rendirse, lo primero que hizo fue comunicarse con el Estado Mayor Naval para pedir instrucciones. Luego de esto, el barreminas Comodoro Py y dos submarinos argentinos salieron al encuentro del U-Boot nazi, a casi tres millas de la costa, y procedieron a abordar la nave. Ya en tierra la tripulación fue internada y sometida a interrogatorio.
A diferencia del U-530, Schäffer conservaba a bordo la bitácora y las cartas de navegación que indicaban los presuntos movimientos del submarino hasta llegar a Mar del Plata. Asimismo, todos los torpedos se encontraban intactos. Al día siguiente, el comandante del U 977 (submarino de guerra Alemán del Tipo VII-C) firmó el acta de rendición del submarino y la tripulación fue trasladada a Buenos Aires para nuevos interrogatorios.
Finalmente, la tripulación seria enviada a los Estados Unidos, luego enviada a Alemania y liberados en menos de un año. Para Heinz Schäffer, comandante del submarino, las cosas no iban a ser tan fáciles: seria interrogado en Estados Unidos y luego enviado a Inglaterra para nuevos interrogatorios por parte de los británicos.

La travesía del submarino
El U 977 fue botado el 2 de marzo de 1943 en los astilleros Blohm & Voss de Hamburgo. Tenía una autonomía de 10.000 km, llegando a una velocidad de 17 nudos en superficie y de 7 nudos en inmersión. Su armamento: 5 tubos lanzatorpedos (4 a proa y 1 en popa) y diez torpedos de 21”. Poseía además cuatro ametralladoras antiaéreas de 37 mm y otras cuatro de 20 mm. Fue equipado con un sistema que detectaba las ondas de radar, snorkel y los últimos sistemas de la época para evitar las naves antisubmarinas enemigas, como la incorporación de una válvula retráctil, que le permitía tomar aire y expulsar los gases de los motores sin delatar su posición.
En diciembre de 1944, la Kriegsmarine (“Marina de guerra” en alemán) había designado como
Insigna de guerra alemana entre 1938 y 1945
su comandante al teniente de navío Heinz Schäffer, un oficial nacido en Berlín que se hizo cargo de la nave mientras esta era modernizada. Hasta el momento de su última travesía, el historial de servicio del sumergible no era nada impresionante: había prestado servicio en las flotillas 5, 21 y 31 y había realizado solo una misión con resultados nulos.
El 13 de abril de 1945 zarpó el U 977 del puerto de Kiel rumbo a Noruega, para comenzar en aguas de ese país con la instrucción de la tripulación y el uso del snorkel. Finalmente el 2 de mayo la nave abandonó el puerto de Kristiansand hacia la misión asignada: permanecer frente a Southampton para atacar naves aliadas, y de ser posible ingresar en el puerto. Pero a poco de partir, una avería irreparable en el periscopio frustro la misión, decidiendo Schäffer continuar con la misión, ya que si regresaban a puerto seguramente serían enviados a combatir en tierra.
El 4 de mayo, al finalizar la guerra, el U 977 se encontraba a la altura de la costa noruega. Ignorando la orden de rendición, el sumergible puso rumbo oeste, hacia el océano Atlántico. Según declaraciones de Schäffer, se sometió a votación cual seria el destino al que se dirigirían. Treinta tripulantes optaron por ir a la Argentina, dos a España y dieciséis, la mayoría de ellos con esposa e hijos, optaron por regresar a Alemania. A quienes decidieron volver a sus hogares los dejaron desembarcar en las cercanías de la noruega localidad de Bergen la noche siguiente, dejando al sumergible sin la mayoría de la tripulación experimentada.

Los 66 días en inmersión
Debido al intenso patrullaje aéreo y naval al que estaba sometido el Atlántico, la mayor parte de la travesía se efectuó en inmersión, teniendo que utilizar el snorkel para recargar los acumuladores. Dos meses después el interior del submarino se volvió inhabitable al cubrirse de moho. Los marinos sufrían el prolongado encierro en un submarino que navegaba constantemente a una profundidad promedio de 80 metros, algo nunca intentado hasta el momento.
Estas condiciones y el reducido espacio del submarino generó en la tripulación alteraciones por cualquier minoridad que llegaron a las agresiones verbales. Pese a su poca experiencia, Schäffer pudo controlar la situación, teniendo que separar a su primer oficial del cargo por cuestionar su autoridad.
Tras de 66 días de navegación y habiendo pasado ya la peligrosa zona en torno a Gibraltar, el U 977 emergió a la superficie, logrando un récord de navegación en inmersión para una nave no preparada para tal logro, y normalizando la situación de la tripulación que volvió a sus tareas señaladas en el reglamento. Al momento de su rendición el submarino se encontraba en óptimas condiciones de mantenimiento y limpieza.

El fin
Finalmente en septiembre de 1945, tanto el U 977 como el U-530 serían llevados a Estados Unidos navegando por sus propios medios. Una vez retirados los equipos más delicados de ambas naves, la Armada estadounidense ordenó que fueran torpedeados y hundidos en el Atlántico. En noviembre de 1946 el U 977 fue torpedeado por el submarino USS Atule. De esta manera terminó la vida de los últimos “lobos grises” de la temida flota submarina de la Kriegsmarine que navegaron libres.