Sin saberlo, Mar del
Plata fue parte en la II Guerra Mundial de una manera peculiar.
Sospechas, teorías conspirativas y, sobre todo, un evento muy poco
conocido de la gran contienda del siglo XX que se desarrolló en
nuestras costas marplatenses.
Por Juan Pablo
Martínez
Era el 10 de julio de 1945 y la mañana era nublada y fría en Mar
del Plata. En la Base Naval todo parecía normal, pero las 7 am el
personal de vigilancia advirtió unas señales luminosas que se veían
a 5 km de la costa. El capitán de corbeta Ramón Sayús, a cargo de
la guarnición, fue despertado de urgencia y llevado hasta el puesto
de observación. Más tarde, cuando descifró el mensaje que las
luces transmitían, no podría creer lo que estaba viendo: su
interlocutor se estaba identificando como
Submarino U-530 rindiéndose en Mar del Plata |
El oficial germano se identificó como Otto Wermuth. Dijo que quería
rendir el submarino ante autoridades argentinas. Tras aclarar los
términos de la rendición, Sayús dio su autorización para que el
submarino avanzara navegando en superficie y atracara amurado al
guardacostas, junto a la escollera del puerto.
Las maniobras fueron vigiladas desde tierra y, una vez concluidas,
los marinos argentinos vieron cómo Wermuth, luciendo su uniforme de
gala y sus condecoraciones, hacía formar en cubierta a sus marinos y
esperaba que llegara a su nave la tripulación que tomaría el
control.
A las pocas horas de la llegada del U-Boot alemán, Wermuth y las
autoridades argentinas firmaron el acta de rendición. Se izó luego
la bandera argentina en el puente del submarino germano. El
U-530, submarino nazi de Tipo IX rendido dos meses después de la
rendición nazi en la Segunda Guerra Mundial, en su larga travesía
estableció un récord de larga distancia para este tipo de naves,
además del de navegación con snorkel.
Así concluyó oficialmente la vida bélica del sumergible alemán.
La
travesía del submarino
El U-530 fue botado en julio de 1942 en los astilleros “Deutsche
Werft” y entró en servicio tres meses más tarde. Era un submarino
de la clase IX C/40, su eslora era de 77 metros de largo y su manga
de 7 metros, con capacidad de transportar 44 tripulantes. Tenía una
autonomía de 11.400 km pudiendo desarrollar una velocidad de
superficie de 17 nudos y de 7 nudos bajo el agua. Poseía 6 tubos
lanzatorpedos, con 21 torpedos a bordo.
Su primer capitán fue Kurt Lange, un veterano de 40 años. Bajo su
mando, el historial de servicio del submarino no fue destacable y el
U-530 tenía fama de “submarino con suerte”: había completado un
total de 5 patrullas, hundiendo 2 buques y dañando otro.
En enero de 1945, Lange consigue un destino en tierra, haciéndose
cargo de la nave el que hasta
Ficha de Otto Wermuth |
El 19 de febrero, el U-530 zarpó desde Kiel hacia la costa este de
los Estados Unidos, para operar en las inmediaciones de Nueva York
junto a una veintena de U-bootes, observando nítidamente autos,
trenes y hasta los zeppelines encargados de la vigilancia aérea de
la costa.
La última comunicación del submarino con su base fue el 24 de abril
de 1945. Su cercanía con la costa impedía una nueva comunicación,
bajo el riesgo de ser detectados. El 12 de mayo la nave se adentró
en el mar para poder comunicarse con Kiel y Wermuth se enteró de la
finalización de la guerra y de la orden de entregarse. Sin
posibilidad de regresar a una Alemania ocupada, el capitán sugirió
la posibilidad de entregarse en España o en Argentina, explicándole
a su tripulación como era la vida en esos dos países. Finalmente,
por mayoría, se decidió emprender el rumbo hacia Argentina. Desde
aquí nada se sabe sobre el U-530 hasta su rendición, ya que, antes
de llegar a Mar del Plata, la tripulación arrojó al mar la
bitácora, las cartas de navegación, los torpedos, el cañón de
cubierta y todos los aparatos y sistemas considerados secretos.
Especulaciones
La llegada del U-530 desató una tormenta de sospechas en torno al
sumergible y su tripulación. Unos días antes de la rendición del
U-Boot, el 4 de julio, una explosión hundió al crucero brasileño
Bahía, muriendo de 336 de sus tripulantes, 4 de ellos
estadounidenses.
La prensa brasileña se mostró agresiva hacia el U-530, sin vacilar
en marcar al sumergible como el responsable de la tragedia del Bahía,
recordando que 31 mercantes de Brasil fueron hundidos durante la
guerra por naves alemanas. El jefe del Distrito Naval de Río de
Janeiro, Almirante Dodswort Martins declaró que el U-530 podría
haber estado en el lugar del hundimiento. Declaró que era
inadmisible que el Bahía se hubiera hundido por la explosión
espontánea de su santabárbara como aseguraban algunas de las
hipótesis.
Las primeras preguntas que se hicieron a la tripulación del U-530
eran inevitables: ¿estuvo a bordo del U-boot algún dirigente del
III Reich o el mismo Hitler? A las rotundas negativas de los alemanes
la respaldaron con el argumento de que el fin de la guerra los había
sorprendido en alta mar y que entonces habían decidido rendirse en
Argentina para evitar el duro cautiverio que les sería infringido
por los vencedores. Las declaraciones de los marinos eran
complementadas con minuciosas pericias técnicas hechas a bordo de la
nave.
La prensa internacional dedicó amplios comentarios respecto del
U-530, deslizando hipótesis
Insigna de guerra de la Alemania Nazi entre 1938 y 1945 |
Un diario soviético sospechó sobre “quién podría haber
abastecido a la nave con alimentos y combustible durante los últimos
dos meses”. Una semana más tarde de la rendición del submarino
nazi, el almirante alemán Eberhard Godt, ex jefe de la base de Kiel
y superior del propio Wermuth, añadió más polémica al tema al
decir que el U-530 había partido de su base el 3 de marzo, y no el
19 de febrero como habían afirmado los interrogados, con destino a
un puerto noruego.
La versión fue corroborada por otro alto oficial, ex comandante de
un crucero que se encontraba en el puerto al momento de la zarpada, y
se sumaba la opinión del capitán Kurt Lange, quien había comandado
el submarino hasta mediados de 1944. Los tres oficiales consideraban
improbable la hipótesis de un escape de Hitler en dicho submarino a
la lejana Patagonia.
Ninguna de estas hipótesis se pudo comprobar y se tomó por ciertas
las declaraciones de los tripulantes, debido a la cantidad de
interrogatorios a los que fueron sometidos, tanto por argentinos como
por Aliados, y de las numerosas pericias técnicas realizadas al
sumergible.
El último adios
Tras la rendición, la tripulación del U-530 fue internada en la
Argentina y el submarino sería entregado a los representantes de la
Armada norteamericana en Buenos Aires. Terminó sus días como
sumergible experimental y seria hundido por un torpedo del sumergible
USS Toro (SS-422) en unos ejercicios el 28 de noviembre de 1947, al
noreste de Cape Cod.
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